Londres, 20 oct (EFE).- Las derechas podrían ser las mayores beneficiarias de la actual crisis económica como ocurrió en los años treinta en Europa tras la Gran Depresión, advierte el historiador marxista Eric Hobsbawm.
En declaraciones a la radio 4 de la BBC, Hobsbawm, que vivió el auge del nacionalsocialismo en Alemania, señaló que, con la única excepción de los países escandinavos y de los Estados Unidos de Franklin D. Roosevelt, la derecha salió "muy fortalecida" de aquella crisis, en la que algunos han visto un precedente de la actual.
A la izquierda comenzó a irle bien hasta después de la Segunda Guerra Mundial, y existe hoy también el peligro de que -la izquierda prácticamente ausente desde la caída del comunismo- las derechas, con la posible excepción nuevamente de Estados Unidos, sean quienes más partido saquen de la situación, explicó Hobsbawm.
"Ahora tenemos los mismos alicientes para saber que si no se hace nada, los peligros sociales y políticos van a ser muy grandes", señaló el historiador tras referirse a cómo, gracias a los programas del New Deal de Estados Unidos y al keynesianismo en general, logró reformarse entonces el capitalismo.
El autor de "La Edad de los Extremos" hizo hincapié en el hecho de que, dada esa práctica inexistencia de la izquierda, hayan sido los hombres de negocios quienes han redescubierto el análisis marxista del modo de operar el sistema capitalista.
Tanto Marx y Engels predijeron la globalización y comprendieron que el capitalismo opera mediante una serie de crisis aunque no lograran predecir lo que finalmente ocurriría y se limitaron a señalar lo que no debería ocurrir.
En los últimos treinta años, recordó Hobsbawm, muchos se han cansado de decir que el capitalismo era "lógico" y que era el sistema que proporciona el mayor bienestar, del que todos, incluidos los más pobres, terminan beneficiándose.
Ahora todos sabemos, agregó el historiador, que crea "condiciones de enorme inestabilidad" y que las desigualdades que generan afectan no sólo a los más pobres, sino de modo creciente también a amplios sectores de las clases medias.
Como sabemos, dijo, los beneficios generados se limitaban a mantener a los países occidentales en unas condiciones de vida inconmensurablemente mejores que las del resto del mundo.
En el futuro, una globalización "orientada, controlada" debe beneficiar, por el contrario, según Hobsbawm, a esa inmensa mayoría que forman los pobres, todos esos obligados "a vivir como mendigos mientras nosotros vivíamos como príncipes".
Para ello, dijo Hobsbawm, hay que dejar de pensar en que sólo existen dos alternativas radicales e irreconciliables, que no se han dado nunca además en estado puro: el mercado enteramente libre frente al socialismo.
"Estamos ya viendo al Estado asumir el papel de prestamista de última instancia y tal vez se termine pidiéndole también que asuma el de empleador de última instancia", dijo Hobsbawm
El nonagenario historiador pronosticó que en el futuro el Estado contribuirá de modo mucho más activo a orientar, organizar y aún dirigir la economía privada, que tendrá un carácter mucho más mixto que el que ha tenido hasta ahora.
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